La columna vertebral está formada por una serie de huesos (vértebras) y están amortiguados por discos que protegen los huesos absorbiendo los impactos de las actividades cotidianas como caminar, girar y levantar objetos. Las lesiones o la debilidad de los discos pueden hacer que la parte interna se hernie o sobresalga a través de la capa externa. Pueden producirse dolores y molestias debido a las sustancias irritantes que se desprenden de este desgarro o cuando un fragmento del mismo comprime un nervio cercano. Esto se conoce como hernia discal, hernia de disco o prolapso. La hernia discal tiene algunas similitudes con la enfermedad degenerativa del disco porque los discos que se hernian suelen estar en una fase temprana de degeneración. Hay muchos factores que disminuyen la fuerza y la resistencia del disco y aumentan el riesgo de hernia discal. Los estilos de vida, como el tabaquismo, la falta de ejercicio regular y una nutrición inadecuada, pueden contribuir a una mala salud del disco. Las malas posturas, el desgaste diario, las lesiones o los traumatismos, y el levantamiento o la torsión incorrectos, estresan aún más el disco. Un disco debilitado, junto con otras tensiones, hace que el disco sea más susceptible de sufrir una hernia.